jueves, 6 de agosto de 2009

El Grupo y el Balonmano

Aunque está claro que este blog se dedica 100% al equipo de balonmano del RGCC dado su 50 aniversario, quiero dejar mis impresiones relacionadas con aquel histórico equipo, la perspectiva desde el punto de vista arbitral y otras cosillas.
En aquellos años yo aún era un imberbe arbitrillo, lejos de la entonces llamada División de Honor del balonmano español, hoy Liga Asobal, pero no solo no me perdía un partido sino que seguía de cerca las evoluciones de todo lo que rodeaba al equipo. Recuerdo el ambientazo en el Braulio García, especialmente las noches de los Sábados, con unos cientos de aficionados a pies de pista, prácticamente con los pies dentro del terreno de juego, animando y aplaudiendo a cada jugador.
Bueno esa era mi imagen en aquellos momentos, poco a poco a medida que fui creciendo como árbitro, los “viejos” me iban contando lo que se respiraba en aquel polideportivo cuando eras el árbitro designado de la jornada, la enorme intimidación por parte del público, las tensiones a las que estaban sometidos, las cariñosas “observaciones” que oían a solo unos centímetros de distancia, los gestos de “ánimo” de los más forofos, en definitiva, una auténtica olla a presión. Con el tiempo fui ganando experiencia, el Grupo ya no estaba en la máxima categoría del balonmano español y yo me “divertía” en campos como el frontón Uranzu (Irún-Bidasoa), La Albericia (Santander), el Palacio de Deportes de León, el pabellón del Canteras (Las Palmas) o el mismísimo polideportivo Magariños (Madrid), donde entre la prensa de la capital, Juan de Dios Román (hoy Presidente de la Federación Española) y la primera fila o sector crítico del público, se comían a los árbitros que no los tuviesen bien puestos. Entonces fui adquiriendo conciencia de lo que había significado el aliento de la afición para aquel equipo grupista, lo cual no menoscaba en absoluto la gran categoría de sus jugadores y técnicos, que a pesar de su humilde presupuesto tuteaban a los más grandes de entonces, los At. Madrid. Barcelona, Calpisa, Marcol o Granollers.
Recuerdo también con cariño las veces que hice la pretemporada con ellos o los entrenamientos que pude compartir (especialmente los físicos) y los partidos amistosos que les arbitré; ni en éstos se relajaban, había que andar con mil ojos.
Y por encima de todo mi buena relación con todos, hayan jugado más o menos tiempo, que se mantiene o se ha reforzado con el paso de los años. No puedo destacar a nadie por encima de los demás, pero el símbolo de Mariano De La Puente aún se recuerda dentro y fuera de Asturias (os juro que mitos del balonmano español como Cecilio Alonso, Lorenzo Rico, Valero Rivera, Juancho Villarreal, Quico López-Balcells o Agustín Millián me preguntan por él ¿está tan fuerte como antes?) , así como la calidad intrínseca de los Meana, Vicente, Llaneza, Paraja, Herrero, Viña o Alfonso “Cotón”; la portería bien cubierta por los Ricardo, Juan de Dios (la saga de los Ruesga), José Antonio, Peñalva o Melero; el buen hacer de los técnicos Antonio Oliva, Falo, Antonio Roncero, Tony Sáez o el mismísimo José Antonio Mateos.
Hace muy pocos años parecía que el Grupo de balonmano se había reinventado a sí mismo y, liderados por un niño llamado Carlos Ruesga, estuvieron a punto de imitar a los citados anteriormente, pero no pudo ser. Seguro que hoy el grupo celebraría este Cincuentenario en la liga Asobal. Quizá alguien, algún día, nos explique las verdaderas razones de aquel no éxito.
Felicidades a todos aquellos que han formado parte de la historia del balonmano grupista.


Ramón Gallego
Miembro de la IHF (Federación Internacional de Balonmano)
Socio del Real Grupo Cultura Covadonga

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