sábado, 15 de agosto de 2009

El equipo histórico del Grupo

Por Marcelo Palacios
Desde 1972 a 1979 tuve la satisfacción de ser médico director de la Clínica deportiva del Real Grupo de Cultura Covadonga, de la que me enorgullece haber sido promotor y en la que pudimos desarrollar un trabajo que creo muy interesante y positivo en lo asistencial y en el control de salud y eficiencia de los deportistas, en la medida de las posibilidades de entonces. Fue una gratificante experiencia, y en gran parte fruto de ella y de algunos cometidos específicos que pude llevar a cabo, publiqué: Primeros auxilios (año 1973, 117 páginas), Nutrición y Esfuerzo físico (44 páginas), Sofrología Médica y Deporte (1977, 103 páginas), y como versión muy ampliada Deporte y Salud: la Medicina en el esfuerzo psicofísico (1979, 830 páginas), así como temas similares en la revista El Grupo 2000. En 1998 cedí los todos derechos de Primeros Auxilios al Grupo, en un acto formal que reprodujo en el número de diciembre de la revista.
Esa extraordinaria Sociedad que es el Grupo albergaba por entonces deportistas de gran nivel bajo la responsabilidad de entrenadores nacionales, otros de distinto rango y miles de ciudadanos ejercitantes de deporte social que cuidaban de su salud con la práctica bastante cotidiana de la actividad física no competitiva y la convivencia ambiental. Especialmente para los primeros, la correcta alimentación, la reafirmación de su personalidad, el autocontrol como respuesta a las tensiones, y los reconocimientos médicos apropiados contribuyen a que la decisiva y permanente tarea de los entrenadores obtenga el mejor rendimiento de las cualidades de los atletas.
En este sentido, la Sofrología Médica brinda al deporte, al lado de los condicionantes básicos dependientes de los mismos deportistas y de los técnicos de quienes reciben fundadamente la preparación especializada, posibilidades complementarias de entrenamiento psicofísico.
Diez equipos del Grupo aceptaron entonces las técnicas de Sofrología Médica (Atletismo, Balonmano, Baloncesto, Voleibol, Natación, Lucha, Piragüismo, Gimnasia, Tiro con arco y Pistola Olímpica), y en los textos citados anteriormente hay numerosas fotografías deportistas realizándolas, con sus entrenadores siguiendo y valorando el proceso, que dejan constancia de ello y me retrotraen frecuentemente al pasado.
Me complace manifestar que los entrenadores en general entendieron de manera inteligente y ejemplar que la Sofrología no venía a suplantarles, al contrario, que se trataba de un aporte añadido a sus conocimientos que aceptaron de buen grado, sin suspicacias o malos entendidos, con el médico sofrólogo siempre en el discreto segundo plano que le correspondía y yo me exigía.
Antonio García Oliva fue uno de ellos, acogió las técnicas de Relajación Dinámica en su Primer Grado que le propuse, le facilité y a los jóvenes deportistas de su equipo la información necesaria, intercambiamos las impresiones y criterios precisos, y nos pusimos seriamente a la tarea. En este caso concreto mi amistad consolidada con el paso del tiempo con Antonio Oliva no me ofusca la objetividad: es un entrenador de muy alto cualificación que a su profundo saber técnico y táctico une esa cualidad no presente siempre que logra “hacer equipo” en su dimensión plena, no solo en lo deportivo sino también en lo humano, que fomenta el compromiso y la complicidad del conjunto, que ejerce autoridad sin mando (la verdadera autoridad, contraria al mando sin autoridad), que está abierto a planteamientos nuevos que puedan beneficiar, por poco que esto sea, y, que, a la par que consideración y respeto mutuo cultiva la amistad de y con sus deportistas y colaboradores, a veces con un estimulante y acogedor sentido de la ironía cargado de un afecto que aproxima.
Nunca olvidaré el memorable 9 de mayo de 1976 cuando un equipo de balonmano de asturianos, el del Grupo, venció con autoridad al poderoso Gavá en su propio terreno (Barcelona) y lograba algo histórico, el ascenso a la División de Honor, la máxima categoría, la de la élite del balonmano nacional . Os veo a todos, a Juan de Dios, Meana, Alfonso, Viña, Mariano, Espina, Paraja, Rasilla, Isaías, Yepes, Mendoza, Jesús, Miguel, Vicente, Herrero, José Antonio, Armesto, a Falo, y a ti, Antonio, dándoles seguridad, visitando previamente las instalaciones y luego volver a ellas a jugar el decisivo partido como si las conocierais de toda la vida, ya con el público casi encima, en un ambiente de presión agobiante, pero sin inmutaros, convencidos como estabais tú y aquel formidable equipo que habíais formado laboriosa y tenazmente de que ganaríais. Fue impresionante contemplar vuestro poderío técnico, táctico y psicológico, en un esfuerzo de superación sin titubeo alguno; el modo en que pulverizasteis la moral del Gavá, con López, su figura y temible lanzador incapaz de perforar el muro de la portería, abatido (creo que hasta el extremo de retirarse), y oír a Juan Arribas (q.e.p.d), entonces Presidente de la Federación Asturiana de Balonmano e improvisado cronista que para tal ocasión acompañó la expedición grupista, desgañitándose al trasmitir por la radio vuestra merecida victoria (ya en el encuentro de ida el equipo había vencido por ocho puntos, en un partido no menos electrizante y emotivo). ¡Qué maravilla! Sentí mucha felicidad y orgullo, por vosotros, exultantes de alegría, por el Grupo, por Gijón y el balonmano de Asturias, y hoy he de confesar que me consideré íntimamente una pequeña parte de aquel triunfo excepcional.

Hace unos años muchos de los componentes de aquel equipo de Balonmano, algunos residentes fuera, me invitaron a una reunión en un restaurante gijonés, lo que constituyó para mí un encuentro nostálgico muy emotivo, por las remembranzas, y ya que si a algunos los veo ocasionalmente, a otros desde hace bastante tiempo no lo hacía. Antonio excusó su asistencia, por hallarse de viaje.
Al final del libro Sofrología médica y Deporte se expresan algunas opiniones de quienes practicaron estas técnicas sofrológicas bajo mi guía y la atenta mirada de los entrenadores, a veces también practicantes. Dice Antonio Oliva (Entrenador Nacional de Balonmano): “La verdad es que tengo una experiencia muy corta en la rama de la Sofrología, pero altamente positiva. Durante las sesiones que recibimos antes de la promoción de ascenso a la División de Honor, pude notar que en términos generales ayuda mucho a concentrarse, relaja la tensión nerviosa pre-partido y ayuda a la recuperación física. Pero sobre todo, actúa de manera más intensa sobre las personas con gran carga emocional, como por ejemplo los porteros de Balonmano; aquí sí que no se pueden discutir sus resultados ¡fueron sensacionales! “.
En el reverso de una medalla que puse en casa en lugar preferente se lee: “La FABM al Dr. Marcelo Palacios por su labor con el GCC de Balonmano 75-76”. Fue la temporada mágica para el balonmano del Grupo. Veo la medalla casi a diario y me trae recuerdos imborrables.
Gracias por todo, amigos, y un fuerte abrazo allí donde estéis. Siempre os deseé lo mejor, como ahora.

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